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lunes, 6 de mayo de 2013

Escudo y bandera de la ciudad de Santander

File:Escudo de Santander.svg 


   



En muchos escudos de las ciudades de España, sale un dibujo de un puente, un castillo, un puerto, un torreón… Que suele representar, evidentemente, a algún monumento perteneciente a la propia ciudad. Pues  en el escudo de la ciudad de Santander, no sale un dibujo de Santander si no de la Torre del Oro de Sevilla. Su presencia en el escudo conmemora la conquista cristiana de Sevilla, que  fue llevada a cabo principalmente por marineros cántabros.

Fernando III el Santo encargó en 1247 a Ramón de Bonifaz que pusiera en marcha una flota de barcos para llevarlos desde El Cantábrico, bordeando Portugal y remontando el Guadalquivir, hasta Sevilla, en misión de reconquista. El barco representa una de las naves de la flota, que ha roto las cadenas del puente que une la orilla de la torre del oro con la orilla de Triana.

En la batalla, el momento decisivo fue la rotura del puente que unía las 2 orillas del Guadalquivir (a una parte el barrio de Triana y, a la otra, el resto de Sevilla representado por la Torre del Oro). El puente no era el típico de piedra que nos imaginamos, sino que estaba hecho de barcas flotantes unidas con cadenas enormes, que impedían el paso a la flota. En una acción muy valiente, se prepararon 2 naves reforzadas para  estrellarlas contra el puente el día de viento y marea más favorables.

El 3 de mayo de 1248 fue ese día, y allá fueron las 2 naves. La primera hizo  tambalearse el puente, y la segunda lo partió. Así, además de poder remontar el río y asediar Sevilla, cortaron las comunicaciones y el ejército moro se quedó sin refuerzos. La rendición final  fue el 23 de Noviembre de 1248.

También se pueden apreciar los rostros de los patronos de Santander, San Emeterio y San Celedonio,  encarcelados, torturados y decapitados en el siglo III en Calahorra (La Rioja), porque eligieron ser cristianos en vez de ser soldados romanos a las órdenes del emperador, que era pagano.

Según la leyenda, sus cabezas fueron transportadas desde el río Ebro en una barca de piedra, para proteger las reliquias de los musulmanes y, finalmente, atravesaron la Isla de la Horadada, en la Bahía de Santander donde fueron custodiadas por una comunidad de monjes que allí vivía .

Ahora reposan en la Catedral de nuestra ciudad. (Ver: Santander: su historia, en la etiqueta "Santander pasado")


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