Escudo y bandera de la ciudad de Santander
En muchos escudos de las ciudades de España, sale un
dibujo de un puente, un castillo, un puerto, un torreón… Que suele representar,
evidentemente, a algún monumento perteneciente a la propia ciudad. Pues
en el escudo de la ciudad de Santander, no sale un dibujo de Santander si
no de la Torre del Oro de Sevilla. Su presencia en el escudo conmemora la
conquista cristiana de Sevilla, que fue llevada a cabo principalmente por
marineros cántabros.
Fernando III el Santo encargó en 1247 a Ramón de
Bonifaz que pusiera en marcha una flota de barcos para llevarlos desde El
Cantábrico, bordeando Portugal y remontando el Guadalquivir, hasta Sevilla, en
misión de reconquista. El barco representa una de las naves de la flota, que ha
roto las cadenas del puente que une la orilla de la torre del oro con la orilla
de Triana.
En la batalla, el momento decisivo fue la rotura del
puente que unía las 2 orillas del Guadalquivir (a una parte el barrio de Triana
y, a la otra, el resto de Sevilla representado por la Torre del Oro). El puente
no era el típico de piedra que nos imaginamos, sino que estaba hecho de barcas
flotantes unidas con cadenas enormes, que impedían el paso a la flota. En una
acción muy valiente, se prepararon 2 naves reforzadas para estrellarlas
contra el puente el día de viento y marea más favorables.
El 3 de mayo de 1248 fue ese día, y allá fueron las 2
naves. La primera hizo
tambalearse el puente, y la segunda lo partió. Así, además de poder remontar el
río y asediar Sevilla, cortaron las comunicaciones y el ejército moro se quedó
sin refuerzos. La rendición final fue el 23 de Noviembre de 1248.
También se pueden
apreciar los rostros de los patronos de Santander, San Emeterio y San Celedonio, encarcelados, torturados y decapitados en el
siglo III en Calahorra (La Rioja), porque eligieron ser cristianos en vez de
ser soldados romanos a las órdenes del emperador, que era pagano.
Según la
leyenda, sus cabezas fueron transportadas desde el río Ebro
en una barca de piedra, para proteger las reliquias de los musulmanes y, finalmente,
atravesaron la Isla de la Horadada,
en la Bahía de Santander donde
fueron custodiadas por una comunidad de monjes que allí vivía .
Ahora reposan en la Catedral de nuestra ciudad. (Ver: Santander: su historia, en la etiqueta "Santander pasado")
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